El narcosocialismo está sepultando al socialismo… “Crónica de una muerte anunciada”
Por Walter Reynaga V…
El escenario último de la política está en la moral, que pesa incluso por encima de la fuerza bruta. Quien pierde la moral pierde la guerra. De ahí que hasta el nazifascismo, que hacía gala del poderío de la fuerza irracionalmente administrada, se sostenía en última instancia en los valores morales de su ideología delirante: la supremacía racial, la deificación del estado nación y con ellos de su Fuhrer, el culto de la fuerza y el desprecio de la razón y los valores fundamentales de la humanidad… Ideología con la que conquistaron a sus pueblos ultrajados por la crisis material y moral provocada por la perdida la Primera Guerra Mundial.
Y ocurre que el socialismo en Bolivia viene perdiendo terreno en lo moral desde que Evo Morales, desde el poder, se da a utilizar la fuerza bruta, carente de moral y ley, como principal factor de dominio. Así se atiene a la represión policial, el acoso judicial, el castigo económico a los emprendedores, la descalificación moral de los disidentes y opositores, la compra de conciencias, la cínica auto deificación… Afanes en los cuales usa arbitrariamente los recursos del Estado: los dineros públicos y la legalidad amañada desde el Gobierno. Estrategia aplicada sin medida ni clemencia en afán de perfeccionar su dominio, en procura de hacerse dueño del país: “vinimos para quedarnos por 500 años”.
No otra cosa que el estilo de conducta política fascistoide, que lastimando la sensibilidad moral de la población empuja en octubre pasado a la juventud, sin distinción de clase ni etnia, a las calles en protesta sostenida contra el fraude electoral con el que una vez más pretendían burlar la voluntad del pueblo soberano. Tanto hicieron y con tal sacrificio, los movilizados espontáneamente, por semanas, que lograron ganar la conmiseración de los policías y los militares, también asqueados por los abusos de MAS, que terminaron por negarse a seguir reprimiendo. Lo que precipitó la fuga de Evo Morales y su estado mayor.
Qué ha cambiado de entonces en las fuerzas del MAS. Pues que ya no pueden utilizar la Policía ni las FF.AA. ni los recursos financieros públicos. Aunque aún tienen manejo en algún nivel sobre el Poder Judicial y la Fiscalía y de manera plena sobre la Defensoría del Pueblo, el Poder Legislativo, gran parte de los Gobiernos Municipales y Gobernaciones además de las mafias masistas instaladas en la administración pública dedicadas a la corrupción. Agréguense las élites dirigentes de la COB, la CSUTCB, CONAMAQ (oficialistas) y otros, que bajo el gobierno del MAS nunca tuvieron importancia política real limitadas a la condición de instrumentos del MAS. Élites cuyo control retoma ahora Evo Morales utilizando los dineros del narcotráfico y los que obtuvo por medio de la corrupción en 14 años de ejercicio del poder, poniéndolas en primera fila, como punta de lanza contra el país.
Las nuevas condiciones, luego de la caída del socialismo en octubre del año pasado, han dejado al MAS con sus fuerzas disminuidas, pero con mucho dinero a disposición. Dineros a los que están apelando ahora para movilizar gente en los bloqueos de caminos. Lo que hacen entregando buen dinero a los dirigentes. “Capitales”, que estos manejan a discreción, en parte para pagar a los movilizados (200 o 300 Bs. por día), quedándose como es habitual en estos casos con la mayor parte de la plata.
Esto es lo que está sucediendo ante la mirada asombrada de la población que ve una vez más la inmoralidad de los afanes del socialismo del siglo XXI. Puesta en evidencia por el despliegue de la crueldad con la que están evitando que llegue oxígeno a los pacientes de Covid y otros enfermos (incluidos neonatos prematuros), el afán de rendir por hambre a los habitantes de las ciudades, el maltrato de gente inocente en los lugares de bloqueo, el robo de mercadería de los camiones bloqueados…
En suma, que los bolivianos estamos siendo testigos de la abominable triple alianza dentre el socialismo, el coronavirus y el narcotráfico unidos en procura de someter a la población por terror.
Lo que además hacen sin asomo de razón ni argumento mínimamente aceptable. Porque el pedir elecciones un mes antes de la fecha fijada por el Tribunal Electoral, como motivo de tanta tragedia no tiene sentido alguno. Con lo que han terminado de poner en evidencia la verdadera intención de los bloqueadores y las de sus jefes, Evo Morales a la cabeza, no otra cosa que derrocar al gobierno transitorio de la señora Añez, y volver al poder sobre los hombros de los bloqueadores.
Así es como una vez más el “socialismo del siglo XXI”, aliado del narcotráfico, despliega sus fuerzas de dominio (sus millones de Dólares mal habidos) en el estilo fascista de siempre. Temerario afán que a la población del país está provocándole un sentimiento de repulsión e indignación como jamás antes se había visto. Sentimiento, en la que la gente está asociando al MAS y a Evo Morales con el socialismo. La ideología revolucionaria que tanta ilusión había traido para millones de personas en el país y en el mundo.
Ni el MAS ni Evo Morales, en el marco del sufrimiento y la muerte que están provocando con los bloqueos, quedarán indemnes. Lo que están haciendo está siendo grabado en el corazón del pueblo con fuego. Y no tendrán perdón.
Los saldos de apoyo popular que todavía les quedaban se les están yendo como agua entre las manos. De estos acontecimientos nunca más lograrán levantarse. Hasta aquí llegaron, aquí termina su vida política como artífices de una fase desgraciada de la historia de Bolivia. Nunca más podrán ganar elecciones ni movilizar masas. Y si algo queda del MAS, quedará entre las fuerzas mercenarias del narcotráfico en la clandestinidad.
Los capos del MAS y sus jefes cubano venezolanos lo saben, de ahí que estén, ahora, jugándose el todo por el todo. Saben también que no les basta con sostener bloqueos y hacer padecer al país. Que sus posibilidades pasan por dividir las FF. AA. y la Policía. Y que en este afán pondrán en juego sus capitales narcos y mucho más de lo que robaron en 14 años.
Pero, lo que no pudieron hacer en octubre pasado, con el poder y la plata, no lo podrán hacer hoy. Porque el repudio moral de un pueblo indignado, que amarró los brazos del comandante de las FF.AA. entonces, (el Gral. Kaliman), ha crecido. Y crece día que pasa conforme aumentan los padecimientos de personas inocentes en manos de las fuerzas criminales del narcosocialismo, que así está terminando de enterrar a la ideología socialista.
¡El MAS, nunca más!
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