El narcosocialismo comandado por Evo Morales en guerra contra Bolivia

Por Walter Reynaga V…

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Los bolivianos estamos viviendo un momento de crisis de creciente gravedad provocada por la pandemia del virus chino a la que se suma la angurria de poder de las obscuras fuerzas del socialismo (MAS) aliado con el crimen organizado, el narcotráfico.

Estamos ante fuerzas desaforadas, que han planificado y están ejecutando, con la orientación de la internacional populista comandada por Cuba, una despiadada ofensiva contra la población del país destinada a someterla por miedo y desesperación sumando daño a los terribles daños provocados por la pandemia.

Este es el afán de los bloqueos de caminos y calles destinados a evitar la provisión de alimentos, del gas licuado requerido por los hogares y de medicamentos vitales como el oxígeno, así como el afán de provocar más epidemias en las ciudades evitando que se lleve la basura a los botaderos. Cosas que hacen, mientras sus parlamentarios se dedican a sabotear al Gobierno de Transición, y sus periodistas y “guerreros digitales” ponen en marcha campaña de calumnias y desinformación en los medios y redes para manipular a las masas sociales contra las fuerzas democráticas. Un movimiento que en afán de ser masivo ha puesto en juego grandes sumas de dinero destinadas a comprar la conciencia de los dirigentes sociales y pagar jornales a los bloqueadores y marchistas reclutados de entre la poblacción desocupada –hechos expuestos por fotografías y filmaciones–.

Afanes, en los que el narcosocialismo utiliza a la COB y otras organizaciones como la de los maestros rurales, algunas Fejuves, los sindicatos cocaleros ligados al narco… organizaciones secuestradas por militantes del MAS. Así como el Poder Legislativo (de mayoría masista), la Defensoría del Pueblo, Derechos Humanos (también a cargo de militantes del MAS) y las mafias de burócratas armadas en 14 años de dominio corrupto del Estado.

Qué otra cosa puede significar todo esto… sino, guerra. La “guerra civil” que coreaban los marchistas aleccionados por el narcosocialismo, en noviembre pasado. La guerra que Evo Morales le ha declarado a Bolivia para dar satisfacción al resentimiento y odio que le tiene al país rebelde que no se ha rendido ante sus ambiciones de constituirse en amo y dueño vitalicio del Estado.

¡Qué le queda a Bolivia! Qué nos queda por hacer a los bolivianos. ¡Qué otra cosa, sino defendernos! Si el Estado Boliviano y su Gobierno no han de ser capaces de restablecer la convivencia y poner orden tal como manda la ley, tendremos que hacerlos los bolivianos, como ciudadanos responsables de nuestras familias, con pleno derecho a velar por ellas utilizando cualquier medio.

No es para menos, porque como desaforados criminales que son los capos del narcosocialismo no tienen idea de lo que es clemencia, derechos ni justicia y su desprecio por la suerte del pueblo no tiene atenuantes. Y porque están desesperados, ya que se les están acabando el tiempo y las posibilidades, que pronto las investigaciones de sus crímenes y raterías los llevarán ante la justicia y tendrán que pagar sus culpas y devolver las fortunas que han amasado.

Y, principalmente, porque los dueños del MAS han tomado ya plena conciencia de que nunca más volverán a ganar elecciones en Bolivia. ¡Nunca más! De ahí que esten cargando sus esperanzas en la insurrección popular, que por mucho que inviertan sus fortunas mal habidas, no ha de ocurrir. No, ante la conciencia de un pueblo que ama su libertad y repudia al socialismo como al narcotráfico.

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